El Museo Diocesano de Lérida se encuentra en una zona central y crucial de la ciudad, entre el cruce de la ciudad antigua y la nueva ampliación de la Rambla de Aragón. El nuevo edificio es una respuesta como punto de encuentro de aparente contraste entre lo moderno y lo antiguo. Arquitectónicamente el edificio es una creación basada en un sistema de múltiples volúmenes unidos por una plataforma común, donde antiguamente se encontraba el convento de las Carmelitas.
El proyecto ha combinado las necesidades de un edificio contemporáneo, destinado a la actividad de un Museo con un fuerte carácter histórico, manteniendo todas las partes antiguas como la gran fachada de la calle Lluis Besa y Carmelitas.
